Tiger Woods, 38 años, protagonizará hoy en el recorrido de Isleworth, cercano a su casa de Windemere (Florida) su quinto regreso a la competición después de un parón por lesión. Desde 2008, último año en el que conquistó un Grand Slam (sigue estancado en los 14, a cuatro del récord de Jack Nicklaus), Woods ha sufrido varias operaciones, con períodos de rehabilitación que van desde las cuatro semanas a los cuatro meses. Esta vez ha sido por la espalda.
El ex nº1 mundial disputó su último torneo este 2014 el pasado mes de agosto. No pasó el corte en el Campeonato de la PGA, y después de sólo ocho torneos jugados esta temporada (por primera vez sin un top ten que llevarse a la boca, con dos 'cortes' y dos retiradas como balance de resultados) Tiger dijo basta para recuperarse bien de la operación en la espalda que sufrió en marzo, y que le obligó a perderse el Masters y el Open USA, y a pasar sin pena ni gloria por el British y el PGA.
La eliminación en el PGA de Valhalla supuso también el despido de su tercer entrenador, Sean Foley, con el que había trabajado tres años. El primero fue Butch Harmon, luego estuvo con Hank Haney y ahora regresa al ruedo con Chris Como, por recomendación de su íntimo amigo Notah Begay. Si en 2012 (tres victorias) y 2013 (cinco, siendo elegido 'Jugador del Año' por 11ª vez), las lesiones le respetaron, y Tiger no consideró oportuno recuperar parte de su antiguo swing, ahora ha pensado que sí, que valía la pena volver a los orígenes.
En la rueda de prensa previa al Hero World Challenge que organiza su fundación, Tiger destiló optimismo y buen humor. "Todo marcha bien, de hecho juego al fútbol (soccer) con mis hijos prácticamente todos los días", destacó Tiger, quien acto seguido habló de su nuevo (viejo) swing.
"Es nuevo, pero a la vez es viejo. ¿Por qué? He estado revisando el swing de mis etapas júnior y amateur en viejas cintas de VHS y han sido sesiones muy productivas. Por suerte mi madre está en edad aún de tener un video VHS", bromeó.
"Me siento bien, diría que fantástico. Físicamente estoy bien y he recuperado la explosividad en el swing, la potencia en la espalda. Ya no tengo el dolor de antes, aunque sí alguna molestia", añadió el californiano ante los periodistas. "Me hago mayor y soy consciente de que un atleta como yo ha de ir haciendo retoques".
Woods, que sabe que le queda aún cuerda para seguir siendo competitivo y que en sus manos hay mucho golf todavía, puso el ejemplo de su amigo Michael Jordan.
"Llegó un momento en que Jordan no podía saltar y encestar como lo hacía, y tuvo que reinventarse, creando un nuevo método eficaz para meter canastas y mejorar su registros. Conmigo pasa un poco lo mismo". Woods, a punto de cumplir los 39 (el 30 de diciembre) ahora no puede pegar un drive de 290 metros, pero sí uno de 260.
Del adiós a Foley Tiger explicó que "físicamente no podía hacer algunas de las cosas que queríamos para mejorar el swing". Por último, de la llegada de Como apuntó que "me sorprendió y me gustó que los dos tuviéramos una visión muy parecida del swing. El objetivo es volver a generar de alguna manera la misma potencia que tenía antes con dicho movimiento"
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