Antonio Rodríguez analiza la generación del draft 2012


Anthony Davis. Ala-pívot. 19 años. 2.11. Freshman. Kentucky University: El unánime número 1. Larry Brown aseguró que el equipo que se haga con sus servicios (lógicamente, New Orleans Hornets), conseguirá 50 victorias la próxima temporada. Su envergadura es de 2.22. Su cuerpo delgado esconde un extraordinario atleta. No debiera perder en sus primeros años profesionales una de sus mejores características: la rapidez. Físicamente, parecido a Marcus Camby. Excelente intimidador, pues sabe posicionarse y  sabe ir al tapón en la ayuda. Muy verde en ataque, tiene una mecánica de tiro muy correcta que evidencia mejoras en corto espacio de tiempo. Será el hombre alto más rápido en transiciones de toda la NBA. Notable pasador, tanto de poste bajo, como sobre todo –lo que le dará de comer- desde poste alto. Chico centrado. Sin verlo con mucha capacidad de liderazgo, sí será el factor determinante de la franquicia que defienda.

Thomas Robinson. Ala-pívot. 21 años. 2.07. Sophomore. University of Kansas. Thomas Robinson es potente físicamente. Aguanta muy bien en defensa. En ataque, aún es limitado. Sin embargo, lo que encandila de este chico es su capacidad de mejora. De dominar por físico a tener un salto cualitativo en su técnica y en sus ganas por aprender. Su enorme intensidad en la pista las traslada a cada entrenamiento, y eso enamora a cualquier entrenador. Dudo que llegue a medir los 2.07 que le dan oficiales. Tras las tragedias personales sufridas, Robinson se toma la vida de otra manera a cualquier otro chico: sabe evaluar con más claridad lo que vale la pena y lo que no. Y eso le vendrá muy bien en la NBA. Excelente persona y muy receptivo. Sin embargo, puede que sea el candidato a que se diluya con el tiempo y de esta gran camada de novatos, el que haga entre los grandes, una carrera menos brillante.

Bradley Beal. Escolta. 18 años. 1.95. Freshman. University of Florida. Bradley combina un físico muy desarrollado con buena técnica individual. Penetra muy bien y lo hace con decisión. Por haber dominado por su explosividad durante su corta carrera baloncestística, quizás necesita un tiempo prolongado de aclimatación. Sin embargo, parece evidente que por sus condiciones de juego, es más jugador NBA que de college. Fuerte mentalmente. Eso lo agradecerán mucho a partir  de ahora. Buen tirador, aunque por su juventud, casi está condenado a mejorarlo. Titular indiscutible en cualquier equipo.

Michael Kidd-Gilchrist. Escolta. 18 años. 2.00. Freshman. Kentucky University. Este escolta posee uno de esos cuerpos privilegiados. Con su corta edad, sus brazos pudieran parecer delgados, como sus espaldas. Sin embargo, esconden una fortaleza inhabitual. Quizás estemos ante un físico que se pueda acercar al de Lebron James. Y eso es decir muchísimo. Por eso está tan alto en las quinielas. Excelente jugador de contragolpe, sus manos son grandiosas. Sería capaz de atrapar un misil en un contragolpe. Aporta ayuda en el rebote, pues su salto vertical a pies juntos es muy notable. Aún es discreto tirador, aún es discreto driblador de balón…pero tiene 18 años. Es impulsivo, para lo bueno y para lo malo, pero sí tiene carga de líder en sus genes. Leer el juego quizás le pueda dar más quebraderos de cabeza en un futuro. Un atleta de tal calibre tiene que estar siempre en el punto de mira de todos.

Harrison Barnes. Alero. 20 años. 2.02. Sophomore. University of North Carolina. Pura clase. Puros fundamentos. De los hombres exteriores, puede ser el jugador que tenga un impacto más inmediato. Futurible All Star. Una delicia verle jugar, aunque tenga cierta irregularidad que estoy convencido que irá solventando en la NBA. Excelentes movimientos técnicos. Gran uno contra uno, tanto en ataque como en defensa. Puede ser un gran lanzador exterior, sobre todo tras bote. Entra bien a canasta, aunque no con la fiereza de un Kidd Gilchrist, por ejemplo. Los tiempos han cambiado y aquello de la factoría North Carolina se ha ido diluyendo con el tiempo. Pero algo queda. Y Harrison Barnes es de los que mantienen ese poso de grandeza. Triunfará.

Andre Drummond. Pívot. 18 años. 2.13. Freshman. Connecticut University. La gran duda. Excelente proyecto de jugador viéndole la estampa. Al día de hoy, no sabe hacer nada reseñable para hablar de NBA. Sí tenemos un excelente físico, que deberá aprender a posicionarse en los rebotes, aprender a intimidar, poder crear desde poste bajo –algo que dudo- o ser letal en el pick&roll, que puede lograrlo, aunque le quedan bastantes volúmenes por aprender. Drummond es la devoción por un hombre alto atlético, porque no tiene nada más. Como jugador de baloncesto, es muy deficiente. Sin embargo, son 18 años. El atractivo está ahí. Y el reto por moldearlo, también.  Si quiere triunfar, más le vale que se pase por campamentos de hombres altos los próximos 5 años. Su futuro depende de él. Esperaremos.

Damian Lillard. Base, 21 años. 1.90. Junior. Weber State University. Base con categoría e ideas muy claras. Es ese típico jugador que sale de no se sabe bien dónde, que asombra en los campamentos pre-draft por su claridad de ideas y porque  su entrega en una pista nos muestra que para él, los negocios, son cosa seria. Un ejemplo parecido al de Rodney Stuckey. Sabe manejar el tempo y sabe cuando anotar, aunque no sea necesidad. Rocoso defensor, muy buena lateralidad. De los bases, que con 21 años, parecen veteranos. En poco tiempo, será un seguro base titular. No esperen maravillas de él, porque las maravillas las trasladará a sus compañeros. Claro jugador de equipo. Gustará.

John Henson. Ala-pívot. 21 años. 2.10. Junior. University of North Carolina. El más claro ejemplo de la indefinición de un jugador. Si en North Carolina ya lo tenía, se verá mucho más amplificado en la NBA. Henson siempre fue un chico muy delgado con unos brazos interminables, que se ha ido fortaleciendo, pero con un límite. Es una máquina de taponar lanzamientos, sabiendo hacerlo muy bien desde la ayuda y es incapaz de aguantar a un jugador en uno contra uno en poste bajo (hablamos de interiores NBA), porque no es un jugador muy agresivo. En ataque, al faltarle ese plus de agresividad, no ofrece muchas garantías en zonas cercanas a canasta. Sí posee un buen tiro exterior. Pero se queda en poco. ¿Hacia dónde evolucionará? Al fortalecerle en NBA, se descartará que sea un “3” totalmente, y tenderá a posiciones interiores (ala-pívot, y conforme pasen los años  crezca su lentitud lógica y también su sapiencia y veteranía, será un center). El ser tan alto, rápido y coordinado, será un arma a explotar. Pero si ya tenía problemas en NCAA para jugar cerca de la zona, a partir de ahora…Vivirá 10 años mínimo en NBA, y será una pieza más en el engranaje del equipo que lo tenga.

Austin Rivers. Base. 19 años. 1.95. Freshman. University of Duke. Olvídense de lo de base. No lo es. Olvídense de lo de jugador de baloncesto. No lo es. Austin Rivers no ve más allá de un balón y un cesto. Lo demás, le sobra. Eso sí, en eso, es el mejor. Austin Rivers puede superar a su par entrando a canasta con una velocidad increíble, con un excelente control del cuerpo, con rectificados en el aire o saltando muy alto con ambas manos, o con un demoledor tiro exterior. Deja perplejo. Sin embargo, no sabe dar un pase en condiciones, no sabe sacar partido a un desajuste, no sabe cuando debe correr y cuando debe parar. En definitiva, lo del baloncesto, juego de cinco contra cinco, le suena a chino. Gana sobre la bocina a North Carolina con un triple celestial y pierde un buen puñado de partidos. Arruinó las posibilidades de su equipo en primera ronda. Eso sí, descaro tiene. La puntilla a sus defectos es ser un pésimo defensor. Nula actitud para ello. Si hay alguien que sepa optimizar al máximo sus virtudes, debiera elegirlo. Es hijo de quien es y eso, junto a su talento individual, le hará vivir en NBA. Pero, cuando llegue a la NBA, se encontrará con un juego totalmente desconocido para él.  De su tiempo de aclimatación y de aprender esto llamado baloncesto, dependerá que tenga éxito o tenga que anotar 40 puntos de media en canchas turcas.

Dion Waiters. Base-escolta. 20 años. 1,93. Sophomore. Syracuse University. Nadie hubiese apostado por él en esta primera ronda al principio de la temporada. Sin embargo, ha sido más que notable. Este combo-guard es agresivo en su juego y eso gusta. Entra a canasta con decisión y eso gusta. Ha mejorado su tiro exterior y eso aporta. Y sabe ser disciplinado en tareas colectivas, como la defensa zonal de Boeheim. Pero también ha  impresionado su capacidad en defensa individual en las pocas ocasiones en la que su equipo  la ejecuta. Aguanta a su par y sabe robar balones. Es potente físicamente. Vivirá en NBA tranquilamente.

Tyler Zeller. Pívot. 22 años. 2.13. Senior. University of North  Carolina. Ante la falta de jugadores grandes de talento, Zeller entra en 1ª ronda. No lo disfracen más de lo que es: un siete pies de banquillo en la NBA. Cuatros años en North  Carolina dan oficio y él lo ha trabajado mucho. Tanto, que tendrá un hueco en la mejor liga del mundo. Pero va muy justito de talento. Es el típico hombre alto de raza blanca con muy dudosas condiciones físicas y escaso, muy escaso salto.  Muy sobrevalorado. Ayudará en el rebote. En ataque se hizo famoso por un gancho en suspensión. Es el  gancho con menos protección que he visto en mi vida. El brazo izquierdo que debiera proteger ese tiro, está de adorno. Susceptible de ser el tiro más taponado de la historia de la NBA. Si lo que buscas es un complemento a tu juego interior, te servirá. No le pidas más, porque no va a dar mucho más.

Kendall Marshall. Base. 20 años. 1.93. Sophomore. University of North Carolina. Otro jugador que, por estar donde está, se le ha inflado mucho. Sobrevalorado. Al menos, Zeller, mide 2.13. Marshall no tardará mucho en jugarse los dólares en canchas europeas. Se hizo más famoso por lo discreto que jugó North Carolina en su ausencia, que por lo mostrado. El problema es que era el único base del equipo, y sin él, no funcionaba la maquinaria. Ni es rápido, ni es atlético, ni es un cerebrito. Es disciplinado y sí que reconozco que ve los pases en contragolpes con clarividencia. Buen tirador. Pero no nos engañemos: ni es Raymond Felton, ni Ty Lawson, ni se les acerca. Lo dicho: carne de Europa a no mucho tardar. Como él en Estados Unidos, se cuentan por decenas.

Jared Sullinger. Ala-pívot. 20 años. 2.06. Sophomore. Ohio State University. ¿Qué quieren que  les diga? Que es una debilidad. Porque Sullinger es un JUGADOR de baloncesto en mayúsculas. Lo hace todo, incluso aquellas artes ya perdidas en el mundo NBA como es el juego en poste bajo. Juego de pies extraordinario, utilización del cuerpo perfecto para tiros a canasta, saber utilizar las dos manos, extraordinaria y maravillosa capacidad de pase, tanto en poste alto como bajo. Y fiereza, mucha fiereza. Una maravilla que queda hipotecado para la NBA en un cuerpo no muy definido y puede que proclive a lesiones. No tiene una notable capacidad atlética. Tampoco las tenía Al Jefferson y tiene un papel muy destacado en la NBA. Pues a Sullinger le ocurrirá lo mismo. No será nunca una  estrella, pero sí ese jugador que todos quieren y de los que nunca quisieras meter en el pack de un traspaso para deshacerte de él, porque es una joya. Jugadores de los que ya no quedan.

Perry Jones. Ala-pívot. 20 años. 2.11. Sophomore. Baylor University. Perry Jones sí que es de los jugadores que, pareciendo estar entre las 5 primeras elecciones, ha ido cayendo de forma irremediable. Tiene todas las características de un alero puro, de un jugador exterior, y creo firmemente que lo será. Tiene un cuerpo atlético en una gran estatura.  Pero evaluando sus capacidades técnicas con lupa, se ven que sus virtudes son de “un bien raspao”. Es rápido y bota, pero no domina el bote. Tiene un aceptable tiro exterior, pero solamente eso: aceptable. Ayuda en el rebote, porque mide 2.11, pero ayuda como un exterior; no lo domina como un interior.El jugador es interesantísimo. Si tiene hambre y aprende, puede ser un bombazo. Pero de momento, está un poco en tierra de nadie. Puede ser un Paul George que al final rompa y llegue a ser un robo del draft. Pero la frialdad de los scouters NBA a ver las minuciosas pruebas, tanto físicas como técnicas de los campamentos pre-draft, son un hecho.

Meyers Leonard. Pívot. 20 años. 2.15. Sophomore. University of Illinois. Meyers Leonard es un jugador interesantísimo, un jugador dominante…si hubiese decidido quedarse en la Universidad 2 años más. Aún siendo de raza blanca, sus condiciones físicas son notabilísimas para un hombre de tal estatura. En verdad que asusta. Y le ves que sabe cuidar su zona, que sabe intimidar, que tapona. Que corre muy bien la pista porque es muy atlético. Y en ataque, recibe en poste bajo, su lugar natural, y sabe pasar muy bien el balón. Sin embargo, su repertorio  cuando tiene que anotar, es muy escaso. Esa era su asignatura para trabajar en Illinois los dos próximos años. Y lo salta. Y me da miedo que su semigancho siga siendo tan errático, y que su juego de pies siga tan lento, y que su mecánica de tiro siga siendo tan mala. Ha ganado algunas cosas respecto al año pasado, sobre todo confianza. Pero como calidad baloncestística, se vio claramente superado por Jonas Valanciunas en el pasado Mundial sub-19 de Lituania en 2011. Esto, como ejemplo de posible rival directo en la 12/13. Pudiese haber sido dominante y top-3 en el draft. Veremos en qué queda.

Terrence Jones. Ala-pívot. 20 años. 2.07. Sophomore. Kentucky University. Terrence Jones tiene la suficiente veteranía como para aportar desde ya en la NBA. En cualquier equipo. Jugador interior zurdo, con buen lanzamiento exterior que se cotizará a precio de oro, y con unas condiciones atléticas extraordinarias. Es muy potente y tiene cuerpo de NBA claramente. Quizás se descentre más de lo habitual y pierda la concentración. Pero eso es pecado de juventud que tiene solución. Muy, muy interesante. Es un complemente interior ideal si quieres que haga trabajo sucio. Corre la pista como pocos y se puede ir de su par en uno contra uno por velocidad. Por eso tiendo a pensar que será un ala-pívot y no harán probaturas con él como “3” alto, aunque no lo haría nada mal tampoco.

Terrence Ross. Escolta. 21 años. 2.00. Sophomore. University of Washington. Y llega un chico de Washington, de ese equipo que no se ha clasificado para el torneo final cuando todos daban por hecho que sí, y hace entrenamientos individuales y se descubre una joya. Ha subido como la espuma en las últimas horas. Escolta fino, elegante, de gran lanzamiento exterior, tras bloqueo y tras bote. Habilidoso penetrando. Delgado pero con buenas piernas. Listo. Un jugador que bien pudiese ser el robo del draft. Otro de los que califico como jugador de baloncesto. Tal cual.

Moe Harkless. Alero, 19 años. 2.05. Freshman. St. John’s University. Moe Harkless nos ha dejado con las ganas de ver más en “la Gran Manzana”. Parece el chico de playground, con instinto para el juego, con todo por mejorar, pero que ese instinto le asegura que lo hará…pero pasa a la NBA. Y creo que el banquillo  será su fiel amigo durante muuuchos minutos. Porque entre el jugador “raw” que dicen en Estados Unidos (sin hacer) que salió de high school al que va a la NBA, no existe ninguna diferencia. La grave enfermedad de Steve Lavin, su entrenador en la universidad, no le ha dejado estabilizarse para mejorar. Irá poco a poco aprendiendo. Tiene buenas capacidades atléticas que le han valido para estar aquí, en quinielas NBA. Pero le falta aún todo el trabajo por delante.

Arnett Moultrie. Ala-pívot. 21 años. 2.10. Junior. Mississippi State University. Que si dicen que mide 2.10, pues me lo tendré que creer, porque a mí siempre me pareció mucho más bajo. Siempre me gustó este ala-pívot. Jugador de poste bajo, con mucho oficio, buen juego de pies, buen reboteador y muy duro. Oculto por otras estrellas en la universidad, pero de un gran nivel. Si le quisiéramos comparar con alguien, hagámoslo con un Darryl Middleton. Pero claro, éste, según dicen, mucho más alto. Por eso irá a la NBA. Y a buen seguro, vivirá muchos años allí.

Quincy Miller. Alero. 19 años. 2.08. Freshman. Baylor University. Claramente, el niño despistado de este draft. Ahí está, con su cuerpo delgadito, su gran envergadura, sin tener muchas condiciones –más bien pocas- como alero de un equipo a los niveles a los que estamos hablando, y a probar no sé sabe muy bien el qué. Porque Quincy Miller ha estado intentando probar esta campaña en Baylor ese juego de alero bajo, que aún le queda mucho trabajo por hacer. Pero es tan delgadito que no puede pegarse en la lucha por los rebotes. Necesitaba varias cocciones y ahora está en la jauría NBA. Al pobre se lo van a comer. Necesitará mucho tiempo de aclimatación, mucho tiempo de banquillo. Sin embargo, quizás dentro de 3 años hablemos de un chico interesante. Por eso, quizás sí apostaría.

Fab Melo. Pívot. 22 años. 2.13. Sophomore.  Syracuse University. Pívot netamente defensivo, de los que sabe intimidar y proteger su canasta…cuando está centrado. Pierde la concentración con una facilidad pasmosa. Condenado a cometer faltas personales con gran rapidez, precisamente por esa falta de concentración, que hacía perder la paciencia a su entrenador. En ataque, olvídense. Aporta muy poco y en NBA, casi nada. Su mayor arma es un tiro exterior que está intentando trabajar y que quizás consiga tener decente. Pero este brasileño no tiene el instinto asesino como para competir en la mejor liga del mundo. Vivirá porque mide 2.13. Nada más.

Royce White. Ala-pívot. 21 años. 2.05. Sophomore. Iowa State. Que se paren todos, que llega un ciclón. Si hay alguien con hambre, con ansias de darlo todo en una pista de baloncesto, éste es este chico que maravilló en el último torneo final. Para ser interior, es un poco bajo, aunque se defienda con un cada vez mejor lanzamiento exterior. Pero pone tal umbral de intensidad en su juego, que uno se ve en la obligación de seguirle. Lo pudiésemos comparar con otro ex Iowa State, como Marcus Fizer. De ese porte, aunque éste mucho más atlético y con más años, por lo tanto, de permanencia en la NBA. Reboteador incansable, ayuda en lo que haga falta. Por eso será un gregario  en cualquier  equipo NBA.

Andrew Nicholson. Ala-pívot. 22 años. 2.08. Senior. St. Bonaventure. Dicen de este chico que es el típico jugador alto con no mucho físico, que sabe desenvolverse en juego exterior, pues tiene un buen lanzamiento desde fuera. Que es aplicado y muy concentrado en sus acciones. Jugadores altos que sepan abrirse, suelen ser aprovechables en NBA. Probablemente lo sea.

Evan Fournier. Escolta. 19 años. 2.00. Poitiers. Se le puede etiquetar de escolta, pero puede ser un base perfectamente. Evan es de los talentos puros que salen de Europa. De los que cuando le descubres en un campeonato junior, siempre tienes un scouter a tu lado que te avisa con un “ya verás éste”. Y ves a un chaval con una clase fantástica, con tal técnica individual que sus acciones parecen ir a cámara lenta y que con 17 años tiene un desparpajo como alguien de 25. La esencia de Antoine Rigadeau la tiene  este chico. Hace lo que quieras: tira desde fuera, penetra, pasa…¿Y cual es el problema? Aquí me juzgaré por lo que le vi en el torneo en que tuve oportunidad de presenciar sus evoluciones: indolente, regañado con el mundo. Gestos de desaprobación constantes, mala asimilación de las instrucciones desde el banquillo, y quizás esto lleve a verle como un discretísimo defensor, por esa falta de entusiasmo y entrega. Gran jugador con claro sello europeo. No sé si en NBA…

Tayshaun Taylor. Base, 22 años. 1.94. University of Kansas. Base rápido, ya veterano, por el que me llevé una gran decepción en la Final Four. Simplemente, le vino muy grande. Con lo que la NBA… Ya que es un base a la antigua usanza, que en partidos importante no supo ver las mejores opciones, ni cuando jugarse los tiros ni ninguna seguridad en sus acciones. Otro de los que creo que veremos por  Europa en breve.

Festus Ezeli. Pívot. 22 años. 2.10. University of Vanderbilt. Otro de los que creo que se han pasado un poco con su estatura, que me da que no mide tanto. Pívot trabajador. Es limitado, pero sabe sacar partido a su cuerpo y a utilizarlo, sobre todo para proteger los tiros, que lo hace muy bien. Gran envergadura. Serio y trabajador. Si su rodilla responde para el resto de su carrera deportiva, será un bregador a tener en cuenta.

Draymond Green. Ala pívot. 22 años. 2.00. Senior. Michigan State University. Draymond Green siempre está en nuestros corazones. Por su inteligencia, por su nobleza, por su honestidad, por la complicidad con su entrenador y porque ve el juego como nadie. Lo adoramos. Pero esas capacidades están dentro de un chico de 2 metros, gordito, con apenas condiciones para la exigencia de esta liga. Le darán oportunidad. Pero su periplo NBA será muy escaso. Simplemente, no llega. Sin embargo, en Europa daremos la bienvenida a otro John Pinone, a otro Corny Thompson, y nos divertiremos mucho con él. Porque además, es un gran tipo.

Jeff Taylor. Alero, 23 años. 1.95. Senior. University of Vanderbilt. Quizás se quede  pequeño para la NBA este alero con buenas condiciones físicas y buen tiro exterior. Ha tenido grandes actuaciones este año y se le ven tablas y confianza. Veremos su futuro NBA, por el que tengo dudas.

Marquis Teague. Base, 19 años. 1.90. Freshman. Kentucky University. Marquis tenía más proyección que su hermano, Jeff Teague, en high school. Sin embargo, bajo las órdenes de Calipari, se ha mostrado como un base velocísimo y alocadísimo. Y es curioso que su hermano, no siendo base en Wake Forest, sea más base que Marquis, que sí lo ha  sido en Kentucky. Sus condiciones físicas son notables. Claramente le falta tiro exterior aunque entra muy bien a canasta. Eso sí, esa cabecita…Veremos hasta dónde le da en la NBA. Creo que por  su físico, vivirá como hombre de rotación para un equipo NBA.

 Por : Antonio Rodríguez