Con un pie en Cooperstown : Blyleven, Alomar ya deberían estar en el Salón...

Dos cosas deben ocurrir en las votaciones para el Salón de la Fama de Béisbol este año: las exaltaciones de Bert Blyleven y del puertorriqueño Roberto Alomar.

Hay otros candidatos merecedores, por supuesto. Podemos hablar acerca de ellos más adelante y lo haremos, pero Blyleven y Alomar son asuntos conocidos por los votantes. Mejor dicho, representan injusticias que deben ser rectificadas de inmediato.

Blyleven se encuentra en la papeleta por 14to año. Se le está acabando el tiempo para ser exaltado por el voto de la Asociación de Cronistas de Béisbol de Estados Unidos. De no ser elegido por los cronistas, su candidatura pasaría a las manos del Comité de Veteranos y todos sabemos que ahí nunca sucede nada.

Blyleven ha contado con mi voto a lo largo de su candidatura, pero comenzó con un apoyo asombrosamente bajo. Su respaldo ha aumentado con el pasar de los años, lo cual refleja no sólo una mayor apreciación por su carrera, sino también métodos más sofisticados de calcular el valor de un lanzador.

El año pasado, Blyleven al fin llegó hasta el umbral de la inmortalidad al recibir 74.2 por ciento de los votos. Un jugador debe recibir al menos 75 por ciento de los votos para ser exaltado al Salón. Pero aunque Blyleven se quedó corto por cinco votos, fue un importante paso hacia delante en comparación en el 2009, año en el cual recibió apenas 62.7 por ciento de los votos.

A Blyleven se le ha castigado por ganar sólo 287 juegos y quedarse corto de las 300 victorias por una temporada. Pero no es su culpa que tuvo la desdicha de lanzar por algunos equipos débiles. Tuvo números impresionantes de su parte e incluso ocupa el quinto lugar en la lista de ponches de todos los tiempos. Se encuentra en el noveno lugar en blanqueadas y en el 13er lugar en innings de labor. Desde un punto de vista menos imparcial, tenía una curva devastadora.

La medida del valor del pitcheo se ha expandido a incluir más que las victorias, como demuestra la selección del venezolano del los Marineros, Félix Hernández, quien tuvo foja de 13-12, para el Premio Cy Young en la Liga Americana. De seguro habrá más votos disponibles para juzgar de la misma manera a Blyleven. Eso debió haberse decidido a su favor hace mucho tiempo, pero aún puede ser un caso de "mejor tarde que nunca."

Alomar jamás volverá a tener la oportunidad de ser exaltado al Salón en su primer año de elegibilidad, un honor que merecía. Pero los votantes pueden hacer realidad la mejor alternativa--elegirlo en su segundo año en la papeleta. Al igual que Blyleven, Alomar estuvo muy cerca de ser exaltado en el 2010. Recibió 73.7 por ciento de los votos, quedándose corto por ocho votos. Los argumentos en su contra no giran alrededor de sus números, lo cual es buena señal, porque sus logros son indiscutibles.

Alomar fue el mejor intermedista de su generación y esa descripción se queda corta. Ganó 10 Guantes de Oro en un periodo de 11 años. Era una maravilla para contemplar en el terreno.

Y, en una posición que tradicionalmente le ha dado prioridad a la defensa, Alomar representó una verdadera amenaza con el madero, con una combinación de poder y velocidad. Tuvo promedio de .300 en su carrera y fue seleccionado para el Juego de Estrellas 12 veces. Sus números se asemejan a los de Ryne Sandberg, otro intermedista inmortalizado en Cooperstown.

Existen dos argumentos pertinentes en contra de Alomar. El boricua estuvo involucrado en un incidente en el cual le escupió la cara a un umpire después de que éste lo insultó. Alomar actuó de manera indebida, pero al umpire tampoco se le puede dar la razón. Ambos han hecho las paces desde entonces y quizás sea hora de que nosotros también dejemos atrás el altercado.

Alomar también envejeció rápidamente. Después de hilar una década de temporadas impresionantes, incluyendo dos campeonatos de Serie Mundial con Toronto, su desempeño comenzó a decaer cuando cumplió 34 años y nunca logró recuperarse. Desafortunadamente para él, el decaimiento coincidió con un canje a los Mets de Nueva York. Por lo tanto, sus fallos a finales de su carrera recibieron mucha más atención en los medios que sus años de gloria.

Pero nada de eso debe opacar todo su esplendor. Debió haber sido exaltado en su primer intento y ahora, en su segundo año de elegibilidad, tiene que ser Salón de la Fama.

Habrá muchos otros debates sobre al papeleta del 2011 para el Salón. Pero en el caso de Blyleven y Alomar, los debates ya tenían que haberse resuelto con sus exaltaciones en Cooperstown.


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