Michael Jordan odiaba perder, también el nº 1 engañando en las apuestas

Cualquiera que haya visto jugar a Michael Jordan sabe que odiaba perder. Para ser considerado como uno de los mejores jugadores (y deportistas) de todos los tiempos, uno debe hacer gala de un carácter competitivo grandilocuente. Jordan lo tenía. Pero no sólo sobré el parqué, sino fuera de él. En cada ámbito de la vida le gustaba ganar. Aunque para ello tuviera que engañar al resto de sus compañeros de equipo. Incluso a su amigo y socio Scottie Pippen. Es aquí donde nos vamos a detener. Aunque antes de entrar en materia, conviene recordar este detalle para quien no lo sepa: Jordan es un gran aficionado a las apuestas.


Dicho esto. Pasemos a los antecedentes. Jordan ganó sus seis anillos repartidos en dos etapas separadas por su primera retirada, la del béisbol. En el primero de sus dosthreepeats, los Bulls aún jugaban en el legendario, y hace dos décadas demolido, Chicago Stadium. En los tiempos muertos, la franquicia de Chicago acostumbraba a proyectar en el vídeomarcador una carrera digital entre tres supuestos toros(recuerdo, el símbolo de los Bulls) de colores. Según cuál de estos animales dibujados ganara, el público de un determinado sector del pabellón recibía un pequeño obsequio. El '23' se quedó con la copla de aquello, según ha relatado recientemente Amin Elhassan (ESPN) en el Podcast que emite en el mismo grupo de comunicación el periodista Zach Lowe. A partir de aquí, seguiremos la narración de Elhassan.

Un día de partido, Jordan llegó al Chicago Stadium mucho antes de lo habitual con el pretexto de lanzar a canasta. Tanto es así, que se encontró a varios operarios preparando el montaje de dicha carrera. "¿Sabéis ya quién va a ganar?", les preguntó. Estos le respondieron que sí, que el resultado estaba preparado de antemano. Horas después, ya en pleno partido, Phil Jackson daba instrucciones a sus jugadores pizarra en mano durante un tiempo muerto. Circunstancia que aprovechó Michael para acercarse a Pippen y comentarle al oído: "100 pavos (dólares) a que gana el rojo". Scottie le aceptó la apuesta. El resultado, ya lo sabemos: ganó el escolta. Una costumbre que se mantuvo durante toda aquella temporada con idéntico desenlace. Una y otra vez, Pippen cayó ante el engaño de su compañero y salía con 100 dólares menos en su bolsillo en los partidos de Chicago como local. No obstante, en las últimas horas esta historia ha sido puesta en entredicho por Kelly Dwyer, editor del blog de Yahoo 'Ball Don't Lie'.
Manuel de la Torre Sanz

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