Como una de las grandes estrellas en ciernes de la NBA, su historia es de sobra conocida. La infancia de Jimmy Butler fue de todo menos fácil. Con 13 años se vio en la calle porque a su madre (literalmente) no le gustaba la forma en que este le miraba. Fue dando tumbos hasta que la madre de su amigo Jordan Leslie decidió adoptarle. Poco a poco fue completando los pasos hasta firmar este verano una millonaria renovación (95 millones de dólares por 5 años) con los Chicago Bulls.
Su vida parece propicia para tarde o temprano ser llevada al cine: uno de tantos adolescentes que se crece ante la adversidad para convertirse en alguien admirado y respetado ya como adulto. Jimmy detesta que le juzguen con condescencia por aquella infancia tan complicada. Prefiere no mirar atrás. Una filosofía que lleva hasta el extremo, hasta el punto de que hace tiempo que removió el espejo retrovisor trasero de su coche como un gesto "para nunca mirar atrás". Así lo reconoce el escolta en un reportaje elaborado por Brian Smith. Esperemos, por su bien, que revise doblemente los retrovisores laterales. AS.com