En el mundo empresarial, al igual que en el deporte, hay
problemas coyunturales que requieren de una rápida y eficaz actuación. Uno de
ellos puede ser la ausencia del líder, un desafío que pone a prueba la unión
dentro de la organización y el espíritu de equipo.
La Selección Española de Baloncesto se enfrentará a este reto
durante el europeo que se celebrará en septiembre en Eslovenia. La falta de dos
estandartes como Pau Gasol y Juan Carlos Navarro hará necesaria la búsqueda de
nuevas respuestas ante los problemas que surjan y aflorará el liderazgo de unos
jugadores que quizás antes pasaban más desapercibidos.
Debemos agruparnos como equipo, asumir nuevos roles y sólo
así superaremos la ausencia de Pau y Navarro, afirma Ricky Rubio, base de la
selección. Pero el lema Somos Equipo, que abandera el combinado nacional,
también se puede aplicar al ámbito empresarial. Para el profesor del
departamento de Recursos Humanos de Esade, Ceferí Soler, es esencial una
coexistencia entre el liderazgo competitivo y el cooperativo. «Generalmente,
nos fijamos en el presidente o el director general de una empresa, la cabeza
visible.
Pero es importante destacar el equipo de gente con la que
cuenta en el desempeño de su función, los que trabajan desde la sombra. Tenemos
un claro ejemplo en la Corporación Mondragón, una de las más importantes del
mundo. Uno de sus puntos fuertes es el equipo de vicepresidentes que rodean al
primer ejecutivo, Txema Gisasola.
Según Soler, siempre
es necesario que alguien se erija como capitán o líder de un grupo.
Normalmente, suele ser alguien con capacidad de mando y habilidades que
destaquen sobre los demás. En el caso de la Selección Española, este año Rudy
Fernández será el capitán, aunque «todos nos sentimos capitanes, líderes y
estamos listos para competir. Juntos vamos a dar un paso adelante. Estamos
preparados para ganar», afirma el escolta.
Este sentimiento de cooperación es el mismo que expresa el
seleccionador, José Antonio Orenga: «Es clave la solidaridad y tener claro que
esto es un trabajo de todos donde todos somos importantes. Sobre todo los
jugadores. El resto trabajamos para que tengan el espacio adecuado para que
aflore su talento». Al final, ante la falta del líder, es crucial que el grupo
tenga presente la importancia de que cobre protagonismo el propio equipo.
«Seguir un cauce marcado por la cooperación, la unidad y el trabajo conjunto»,
resume Soler. En definitiva, remar todos juntos en la misma dirección, porque
sólo así podrán alcanzarse las metas marcadas.
Marca.com