El conflicto entre jugadores y propietarios vive su peor momento desde que el pasado 1 de julio se decretase el 'lockout'. Tras tres días consecutivos de reuniones y más de 30 horas sentados en la misma mesa, la tensión ha ido en aumento y las posturas están más alejadas que nunca. Ni siquiera la presencia del mediador federal,George Cohen, ha conseguido apaciguar los ánimos. Palabras como "mentirosos" o "desleales" han sido utilizadas por ambos bandos para calificar a su rival.
Las últimas reuniones nacieron bajo un clima de moderado optimismo. Incluso algunos propietarios llegaron a llamar sus respectivos cuerpos técnicos para que estuviesen preparados para comenzar a trabajar cuanto antes. Sin embargo, todo cambió tras la reunión que mantuvo la junta de propietarios antes del último encuentro con los jugadores. Los avances conseguidos en las dos reuniones anteriores se fueron al traste cuando los dueños de las franquicias aparecieron con un ultimátum por el que o se llegaba a un reparto equitativo de los ingresos relacionados con el baloncesto o no las negociaciones se paralizaban.
Este organismo podría decretar que los propietarios han obrado de mala fe durante las negociaciones.
Un requerimiento que no pilló por sorpresa a los representantes de los jugadores ("Nunca ha habido voluntad real por solucionar esta situación", apunta Billy Hunter), pero que ha enquistado la situación hasta el punto de que todo el mundo teme ya lo peor. De hecho, los grandes analistas de Estados Unidos comienzan a ver el panorama demasiado negro y señalan que la suspensión de toda la temporada está muy cerca puesto que los propietarios no tienen ninguna prisa por levantar el cierre y ahora mismo son ellos quienes tienen la sartén por el mango. Sin embargo, todavía hay un rayo de esperanza para los millones de aficionados que esperan ansiosos que haya temporada.
Se trata de
UNA VUELTA DE TUERCA
Este organismo recibió durante el verano dos demandas. Una por parte de los jugadores en la que aseguraban que los propietarios estaban actuando de mala fe y que estaban bloqueando la negociación. Por su parte, los dueños de las franquicias presentaron una demanda contra el sindicato de jugadores alegando que estaban actuando de mala fe al plantearse la desintegración del sindicato, lo que obligaría a
Si David Stern anuncia la suspensión de dos semanas más las pérdidas ascenderían a 650 millones de dólares.
Según señala ESPN, los miembros de
Los dueños de los equipos pueden ver como una situación favorable para ellos se convierte en un duro golpe para sus intereses.
Y quizá por ello han decidido reaccionar. Al menos eso es lo que asegura el 'New York Times' que afirma que los propietarios y los jugadores ya se han puesto en contacto para intentar arreglar una nueva reunión entre las partes en busca de un acuerdo. Un nuevo encuentro que, según el rotativo neoyorquino, tendría lugar la próxima semana antes de que David Stern anuncie nuevas suspensiones de partidos. Otro factor que juega en contra de los jugadores.
Cuando David Stern dijo que si antes del 23 de octubre no había acuerdo los partidos de Navidad corrían peligro, no era un farol. Stern sabía que si se suspendían más partidos en noviembre, los propietarios endurecerían su postura ya que querrían recuperar de alguna manera los beneficios perdidos por la suspensión de cuatro semanas de encuentros. Un total que ascendería a los 650 millones de dólares entre lo que perderían ambas partes.
Pero quien más sigue perdiendo es la afición, que sigue todo lo que sucede con el 'lockout' desde la impotencia de no poder hacer nada. ¿O no? En Estados Unidos aseguran que los hinchas de los equipos han comenzado a organizarse para intentar presionar a ambas partes para que lleguen a una solución. Una afición que hasta ahora se ha mantenido al margen, pero que quiere dejar clara su disconformidad con la falta de acuerdo entre 30 propietarios y 400 jugadores para repartirse 4.000 millones de dólares. Una actitud incomprensible e imperdonable, según los aficionados, en los tiempos de recesión económica que vive todo el mundo.