Tras dos días de reuniones entre la NBA y el sindicato de jugadores, las posturas siguen siendo distantes, no hay acuerdo a la vista para renovar el convenio (CBA) que expira el próximo 30 de junio y la próxima campaña 20011-12 está en el aire. Sería el primer cierre patronal (lock out) de la NBA desde 1999 y el daño deportivo, de imagen, económico y social sería irreparable.
El propio comisionado de la NBA, David Stern ha asegurado que cuando llegué el All Star de febrero, que esta vez se disputa en Los Ángeles, habrá una clara indicación de si habrá cierre patronal o no la siguiente campaña.
Mientras está previsto que las negociaciones se sigan produciendo, la NBA ha dejado claro que se prevén pérdidas de entre 300 y 350 millones de dólares y que busca que los jugadores acepten un recorte entorno al 30% de los salarios fijados en el convenio. Este tijeretazo supondría unos 750 millones de dólares.
A este respecto, Billy Hunter, presidente del sindicato ha sido tajante: "Lamentamos la decisión tomada por la NBA. Si los dueños siguen manteniendo esta postura, inevitablemente esto desembocará en un lock out y la suspensión de parte de la temporada 2011-12".
Pese a los tambores de huelga, Stern mantiene cierto optimismo: "No podría expresar en cifras o palabras el progreso que ha habido en las negociaciones, pero parece que existe un entendimiento mutuo del riesgo que supondría no alcanzar un acuerdo".
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